Crónica del Miércoles 16/10/2013

6o día. Películas vistas: The Congress, Europa Report, Cheap Thrills y Frankenstein's Army





Se ha presentado en el Festival la película Gente en sitios, de Juan Cabestany, un compendio de viñetas surrealistas que giran alrededor de momentos cotidianos. La película, con un presupuesto muy modesto, cuenta con un reparto lleno de caras conocidas. Su director y los actores Carlos Areces y Tristán Ulloa han visitado Sitges para presentarla. Cabestany ha confirmado lo limitado de su presupuesto, que por un lado le ha limitado a rodar con luz natural y cámara en mano y por otro le ha dado libertad para rodar lo que ha querido.

El director español Gonzalo López-Gallego ha presentado Open Grave, una cinta de terror y suspense en la que su protagonista se despierta amnésico y rodeado de cadáveres en una tumba abierta en medio de un bosque. El director ha afirmado que debido al complicado momento del cine español, si se quiere encontrar financiación para realizar películas con una cierta infraestructura hay que salir del país. Por desgracia los problemas de proyección de la sesión de la mañana en el Auditori han hecho que los espectadores se pierdan los últimos cinco minutos de la cinta. Los problemas se han solucionado para su pase nocturno.

Empiezo el día muy temprano viendo The Congress, de Ari Folman (sección Oficial Fantàstic a Competició) en el Auditori. Por desgracia la proyección ha sufrido dos interrupciones por problemas técnicos, problemas que han empeorado en la siguiente proyección, Open Grave y que han obligado a la organización a cancelar el pase de la película Mala.

The Congress tiene dos partes muy diferentes, que casi funcionan como películas independientes, ambas girando alrededor de la rapacidad corporativa de la industria de Hollywood. La primera parte es en imagen real y nos introduce a Robin Wright, que interpreta una versión ficcional de sí misma. Su carrera está en declive debido en parte a su exceso de personalidad y en parte a sus malas decisiones a la hora de elegir los papeles. Su agente, interpretado por Harvey Keitel, le organiza una reunión con un directivo del estudio (Danny Huston) que le ofrece escanearla para crear su versión digital como están haciendo con casi todos los actores. Ello conlleva que el estudio tendrá el control absoluto sobre su réplica digital durante veinte años, durante los cuales ella no podrá actuar. El directivo plantea el escaneo como una liberación para todas las partes; ella se llevará el dinero como si hubiera seguido trabajando y el estudio no tendrá que aguantarla a ella. El escaneo de los actores, según el directivo, liberará a los estudios de los plantes, adicciones, depresiones, divismos y neuras varias que han tenido que aguantarles durante años, quedándose con la mejor parte: la belleza, el talento y el carisma. Aunque duda, Robin finalmente acepta para poder estar más con sus dos hijos, especialmente el más pequeño, afectado por una enfermedad que progresivamente le va dejando ciego y sordo.

Esta primera parte me ha parecido redonda, fantástica. Robin Wright, Harvey Keitel y Danny Huston están espléndidos y aprovechan al máximo unos diálogos muy buenos. Aunque el ritmo narrativo es lento, en ningún momento se me hizo pesado, los personajes son sólidos y el tema de fondo es interesante. ¿Podrían realmente sustituirse los actores por réplicas digitales? ¿Es posible separar el trabajo del actor de la persona que es? La magistral escena en que escanean a Robin, con un Harvey Keitel en estado de gracia, deja claro que los autores de la película no lo creen así.

La segunda mitad de la película transcurre veinte años más tarde, la versión digital de Robin se ha hecho muy famosa gracias a una franquicia de películas de ciencia-ficción, por lo que ha sido invitada por el estudio al Congreso de Futurología que han organizado para presentar la siguiente revolución en el mundo del entretenimiento. El Congreso se realiza en una 'zona animada', una especie de realidad virtual compartida a la que se accede inhalando una sustancia química. Allí, el mismo ejecutivo del estudio revela a la actriz que el siguiente gran paso consiste en eliminar a los molestos técnicos de animación, guionistas con ínfulas y en general todo el personal que genera las películas; la gente podrá absober químicamente la esencia de un actor, transformarse en él y recrear el tipo de historia que desee. Tras presentar esta revolución, el Congreso es atacado, y Robin queda afectada por una sustancia que la deja a merced de sus alucinaciones.

La segunda mitad de la cinta es casi por completo de animación, exceptuando dos pequeños fragmentos. Ari Folman rompe por completo con el estilo sobrio de su anterior Vals con Bashir y opta por el colorismo, en un estilo casi de cartoon que remite al estilo de Max Fleisher y a los momentos más psicodélicos de Yellow submarine que funciona perfectamente con la narración. Por desgracia, aunque visualmente esta parte de la cinta sea magnífica, para mi gusto argumentalmente descarrila sólo empezar. Su inicio continua con el tema de fondo de la película, pero a partir de cierto momento se pierde la pista de lo que está sucediendo; tanto podría ser una larga alucinación como una historia con demasiados agujeros lógicos para ser tomada en serio.

En conjunto The Congress me pareció una película interesante; sus dos tercios iniciales son magníficos aunque su último tercio sea un descalabro. En ella hay escenas de las que se quedan en la memoria, unos actores tan geniales como Robin Wright y Harvey Keitel en papeles a su altura y muchos momentos de animación visualmente cautivadores.

Continuo en el Auditori viendo Europa Report, de Sebastián Cordero (sección Oficial Fantàstic a Competició). El director y el guionista Philip Gelatt estuvieron en la sala para presentarla. Cordero comentó que, aunque el estilo de la película se aleja mucho de lo que normalmente hace, le gusta la ciencia-ficción desde siempre. Gelatt también se declaró fan del género y encantado de haber escrito un guion que se podría encuadrar dentro de la ciencia-ficción hard, la que intenta ser lo más rigurosamente científica y verosímil posible. Para lograrlo pudieron consultar con gente de la NASA y con agencias dedicadas a la divulgación de la ciencia.

Una empresa privada organizó la misión espacial 'Europa One', con seis tripulantes de varios países. Su destino era Europa, la cuarta luna de Júpiter. Su objetivo, estudiar su corteza de hielo y verificar la existencia de agua en estado líquido bajo su superficie. Los científicos sospechan que podría haber grandes masas, quizá océanos; y donde hay agua, puede haber vida. El inicio de la misión fue perfectamente, pero tras cierto tiempo de viaje hubieron problemas técnicos y se interrumpieron las comunicaciones con los astronautas. Tras dieciséis meses sin saber nada de ellos, una mañana se restableció el contacto y se pudieron descargar los datos que tenía almacenados la nave. La película muestra la odisea de los hombres y mujeres de 'Europa One' a través de las grabaciones de las cámaras de su nave.

Europa Report construye una buena historia de ciencia-ficción que presta mucha atención a los detalles. Aunque desde el principio se sabe que hubo un problema con las comunicaciones y algo salió mal, la película mantiene la intriga hasta al final, dosificando la información poco a poco. La película construye la tensión paso a paso; el tono alegre y distendido del principio va dando paso a una tensión en aumento tras el accidente que sufren mientras intentan reparar las comunicaciones. Una vez en Europa, a medida que las cosas se van torciendo y cuando los astronautas se enfrentan a la hostilidad del entorno, la película opta por mantenerse dentro de la ciencia-ficción, sin caer en el terror de monstruos dentudos. La terrible hostilidad del entorno, la claustrofobia de los habitáculos, el aislamiento de saberse tan lejos de cualquier forma de ayuda y la constatación de que muchas cosas pueden salir mal y mandarlo todo al garete son suficientes para crear tensión al espectador.

También me han gustado los personajes; a diferencia de muchas películas que plantean viajes largos, nadie se vuelve completamente loco y se convierte en una amenaza para sus compañeros, ni nace ningún doloroso romance. Los personajes son astronautas seleccionados no sólo por sus habilidades y conocimientos, sino también por su estabilidad mental y motivación. Como es lógico, sienten miedo, tensión y a ratos desesperación por todo lo que pasan, pero lo intentan sobrellevar y no perder de vista el principal objetivo de la misión: ampliar los conocimientos científicos que tenemos sobre el universo y la vida. El reparto, muy coral, está formado por actores de varios países; el actor chino especializado en cine de acción Daniel Wu; la actriz rumana Anamaria Marinca (4 meses, 3 semanas, 2 días); el actor sueco Michael Nyqvist; el norteamericano Christian Camargo; la polaca Karolina Wydra y el sudafricano Sharlto Copley (District 9). Todos aportan interpretaciones muy sólidas y aprovechan perfectamente las ocasiones en las que el guión le da cancha para destacar.

Formalmente la película es muy buena. El diseño de producción de Eugenio Caballero y la fotografía de Enrique Chediak son excelentes y se combinan a la perfección con el formato de documental para dar a la película un aspecto realista. La película se rodó usando cámaras repartidas por los habitáculos de los astronautas, teniendo así varios ángulos de cámara para cada escena. El montaje usa con inteligencia este hecho, alternando varios puntos de vista para aumentar el efecto dramático o dividiendo la pantalla para añadir dinamismo a la narración.

Europa Report me ha encantado, y creo que todos los fans de la ciencia-ficción la disfrutarán, porque ofrece una historia cuyo enfoque realista, alejado de efectismos es muy poco frecuente en el cine. Si se le añade una realización y un reparto muy buenos, la propuesta se convierte en imprescindible.

Sin casi tiempo para asimilar el buen rato que acabo de pasar, entro de nuevo al Auditori para ver Cheap Thrills, de E.L. Katz (sección Oficial Fantàstic a Competició). E.L. Katz, que empezó en el cine colaborando con Adam Wingard (The Innkeepers, Tú eres el siguiente) como guionista y productor en Home sick y Pop skull, debuta en la dirección con Cheap Thrills, una película que consiguió los premios del público y a la mejor primera película en el festival SXSW de Austin. El protagonista de la película es Craig (Pat Healy), que está pasando por una racha terrible; acaba de perder su empleo, tiene un montón de deudas, le están a punto de desahuciar y teme no poder proveer para su esposa (Amanda Fuller) e hijo. Para intentar animarse un poco se mete en un bar algo sórdido, donde se encuentra con su antiguo compañero de instituto Vince (Ethan Embry), un ex-convicto que ahora trabaja cobrando deudas a morosos de forma violenta. Al cabo de un rato, un pareja, Colin y Violet (David Koechner y Sara Paxton), se les acerca para beber con ellos. Cuando ya han bebido unas copas, Colin les empieza a ofrecer dinero a cambio de pequeñas competiciones (como jugar a los dardos) o bromas. Cuando dejan el bar y continúan la noche en otros locales, Colin va subiendo el nivel de sus desafíos y los pagos asociados a ellos.

Cheap Thrills es una película provocadora, dura, pero no tan extrema como para mantenerla fuera del circuito comercial. La cinta es maligna, cruel y está empapada de un humor negro que (a pesar de uno mismo) acaba divirtiendo y haciendo reír. Su misantropía sin duda dividirá a los espectadores entre los que se sienten ofendidos y los que se han divertido, aunque sea a su pesar. Estoy seguro que pocos se aburrirán con ella; la película es casi siempre impredecible, con un guión lleno de ingenio al que no sobra ni una coma y una dirección que le imprime un ritmo narrativo sin pausas.

La película tiene paralelismos con otras que tienen como premisa estudiar cuál es el precio de las personas; por cuánto alguien normal haría algo que normalmente consideraría impensable, como en Una proposición indecente. Pero en este caso se complica la premisa haciendo enfrentarse a dos personas normales para buscar ese precio, lo que le da una óptica mucho más pesimista. Cheap Thrills se pregunta si tenemos un precio y concluye que no sólo lo tenemos, sino además somos baratos. Con mucha inteligencia la película convierte el drama en farsa introduciendo un humor negrísimo a la mezcla pero sin rebajar el tono del mensaje. Si Michael Haneke expone la maldad y el vouyerismo del ser humano en la magistral y terrible Funny Games, E.L. Katz expone su mezquindad y su codicia.

Los actores están espléndidos en sus papeles, con un intenso David Koechner dominando cada escena con aire de showman; Pat Healy representa al hombre responsable, respetable y educado que poco a poco va mostrando que no es nada de las tres cosas en una actuación llena de matices y Ethan Embry da vida de forma muy convincente y llena de sentido de la comedia a un tipo poco educado, un delincuente que quizá es el menos malo de los tres.

Cheap Thrills me ha parecido una gran película con un gran guión, dirección e interpretaciones. Su misantropía y su humor negro forman un cóctel incómodo, una diversión culpable que deja al espectador una imagen final tan poderosa que podría servir como cartel de la película si no arruinase su final. De momento quizá la mejor película que he visto hasta hoy en Sitges.

Termino el día viendo en el Retiro a las 23:15 Frankenstein's Army, de Richard Raaphorst (sección Oficial Fantàstic Panorama en competición). En la película un grupo de soldados rusos que entran en Alemania hacia el final de la Segunda Guerra Mundial topan con un laboratorio secreto donde un científico loco, nieto de Victor Frankenstein, está experimenta creando monstruosidades animadas a partir de las partes corporales de soldados muertos. La película está filmada desde la perspectiva de Sergei, un soldado ruso encargado de documentar el triunfo de los ejércitos soviéticos a medida que se adentran en la tierra de sus enemigos. Sergei y sus compañeros deberán luchar para sobrevivir al encuentro con los monstruos.

La película está realizada de una forma casi amateur; los uniformes parecen disfraces de carnaval, los monstruos tienen partes que se ven a la legua que son de plástico y el guión es inverosímil. Pero en mi opinión el problema principal no ese, sino que la mayor parte de la película esté hecha en serio. Con el sentido del humor adecuado, todos esos problemas podrían mitigarse o incluso convertirse en ventajas, pero la película insiste en su tono serio.

Porque está de moda o quizá para cubrir un poco lo cutre de la producción la película tiene la forma de "documento real encontrado", con una imagen envejecida artificialmente y que no deja de botar para parecer rodada en los 40. Pero a parte de causarme un ligero mareo, este recurso no me metió más en la película. Espero que los efectos visuales hayan costado baratos, porque su aspecto lleva más a la risa que al miedo. Sólo se anima un poco al final, cuando el malvado doctor, interpretado por Karel Roden (que no sé como ha accedido a rodar esto), se lanza a explicar sus originales teorías sobre como acabar con la guerra o a describir sus mejores creaciones.

Frankenstein's Army es mala, curte y demasiado seria. Incluso una película planteada en tono de comedia como Dead snow está mejor realizada, y no cabe decir que es mucho más divertida. Personalmente a mi me ha parecido una pérdida de tiempo.

(c) 2013 Jordi Flotats

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Subido por Jordi Flotats con fecha 23/10/2013 13:27:38