HUNT. CAZA AL ESPÍA

El actor Lee Jung-jae -famoso por El juego del calamar- debuta en la dirección con Hunt, un thriller ambientado en la Corea de 1983 en la que dos personajes que se detestan entre sí tienen que liderar la caza de un topo en los servicios de información. La película tiene la excelente factura a la que nos está acostumbrando la industria de cine surcoreana.

El actor surcoreano Lee Jung-jae es una cara muy conocida en su país desde finales de la década de 1998 gracias a sus películas y participaciones en televisión. La fama mundial le ha venido precisamente de la mano de ésta. Su cara resulta familiar a casi todo el mundo gracias a la archiconocida El juego del calamar, una serie de Netflix que traspasó fronteras y consolidó la pujanza de la industria audiovisual surcoreana. Quizás en parte gracias a eso, su debut a la dirección, Hunt, ha logrado llegar a las salas españolas tras ser presentada en el Festival de Cannes y pasar por el Festival de Sitges. Lee Jung-jae visitó Sitges para su presentación, donde fue recibido por numerosos fans que daban prueba de su nueva fama en Occidente. Hunt es un tenso y bien realizado thriller político que mezcla una trama llena de traiciones y sospechas con escenas de acción espectaculares.

En 1979 el presidente de Corea del Sur Park Chung-hee fue asesinado por el jefe de la Agencia Central de Inteligencia de Corea (KCIA), un golpe que terminó con 16 años de gobierno autocrático de un país que siempre ha tenido que lidiar con escándalos de corrupción económica y política. A ese asesinato siguió poco después un golpe de estado que llevó al poder a Chun Doo-hwan en 1980. Chun Doo-hwan reprimió con violencia extrema las manifestaciones en su contra, siendo responsable de centenares (quizás miles) de muertos en lo que se conoce como la masacre de Gwangju. Aunque gobernó hasta 1987, Chun Doo-hwan sufrió un violento atentado en 1983 mientras visitaba Burma (hoy Myanmar).

Hunt utiliza todos estos hechos históricos para reimaginar la historia que llevó a algunos de ellos. La acción tiene lugar en 1983. Durante una visita del presidente de Corea a Washington se produce un intento de asesinato contra él perpetrado por operativos contratados por Corea del Norte. El conocimiento de los movimientos internos del presidente, así como el fracaso de importantes operaciones de espionaje hace creer a la agencia que hay un topo situado muy arriba en el gobierno o la propia KCIA. Además un desertor norcoreano les confirma ese hecho. El jefe de la rama exterior de la KCIA (Lee Jung-jae) y el jefe de la rama doméstica de la agencia (Kim Jung-do) deberían colaborar para encontrarlo, pero les separa una antigua enemistad, y encima cada uno de ellos tiene sus propios planes; algo que les llevará a enfrentarse y a acusarse mutuamente. Ambos demostrarán que son capaces de lo que sea para conseguir lo que quieren, recurriendo a la tortura y el asesinato si lo creen conveniente.

La trama, llena de dobles y triples juegos y de personajes dudosos -empezando por los protagonistas- empieza más o menos convencional con el atentado al presidente en Washington, pero poco a poco se va desmadrando hacia un final en el que cualquiera es capaz de cualquier cosa. El desconocimiento del espectador general sobre el contexto de la película, que el guion no expone en exceso, hace que se pueda perder en algunos momentos. La abundancia de personajes secundarios no muy perfilados a veces introduce a confusión en la trama. Los dos protagonistas en cambio están muy bien retratados, quedando muy claras sus motivaciones y las razones de su enemistad. La película se narra básicamente siguiendo el personaje interpretado por Lee, lo que le hace un poco más comprensible para el espectador, aunque Kim Jung-do realiza un gran trabajo de interpretación de su rival, al que poco a poco vamos conociendo mejor.

Mejor aún que la trama de espías me parecieron las escenas de acción de la película, soberbiamente dirigidas por Lee. Se sienten cercanas e inmediatas, sin prácticamente cámara móvil pero tampoco excesivamente estilizadas. Me recordaron bastante a los espléndidos tiroteos de Heat (Michael Mann) por esa mezcla de aparente realismo y estética.

Los amantes del thriller y del cine coreano van a amar Hunt. Me lo pasé en grande viéndola; tiene el cóctel de ingredientes que personalmente hacen que me encanten este tipo de películas: una historia llena de personajes ambiguos y bien dibujados con un final redondo, una factura técnica excelente y buen casting.

(c) 2023 Jordi Flotats