THE BATMAN

Tras una etapa de poco éxito con Ben Affleck como Batman, Warner y DC han decidido reiniciar por enésima vez la franquicia con un cambio de rumbo. El elegido para pilotar esta nueva etapa es Matt Reeves, que ha decidido dar a la película un aire noir y un argumento que refieren directamente a Seven e incluso a la reciente Joker.

Batman es el héroe más rentable de DC Comics junto a Superman. El hecho de que no tenga poderes especiales, que tenga que hacer sus proezas basándose sólo en su ingenio y con la ayuda de sus herramientas sumado a una historia personal trágica y un sentido de la justicia que roza -o a veces abraza- el vigilantismo y la venganza, lo hacen más cercano, o al menos más interesante, al lector. El hecho que su personalidad "diurna" sea un millonario filántropo le añade glamour a la mezcla. Todos esos factores hacen que, si se quiere realizar una película de Batman, se pueda aproximar al personaje desde una gran variedad de enfoques. Y como llevamos catorce películas en las que aparece, se han intentado muchos. La serie televisiva de la década de los 60 -y su película asociada-, con Adam West como protagonista, ofrece una visión totalmente camp, intencionadamente tonta y divertida. En la década de 1980 se recuperó al personaje de la mano de Tim Burton con Michael Keaton en un par de películas curiosas, que oscilan entre ese espíritu camp, el mundo visual de Burton y un tratamiento algo más serio. Los noventa fueron crueles con la franquicia, con dos películas de Joel Schumacher completamente olvidables con Val Kilmer y George Clooney. La siguiente década fue la mejor: se cedió el control creativo a Christopher Nolan, que creó las tres mejores películas de Batman hasta la fecha: Batman Begins, El caballero oscuro y El caballero oscuro: La leyenda renace. Nolan reunió un reparto espectacular liderado por Christian Bale y aunó estética y tema de forma impecable. El caballero oscuro es quizás la mejor adaptación de comic de superhéroes a cine jamás realizada. Tras esta etapa, el éxito de Marvel impulsó a DC a continuar por la misma senda, creando un universo cinematográfico. Esto condujo a resucitar a Batman primero como adversario y amigo de Superman en Batman contra Superman y luego como líder de un grupo de supers en La liga de la justicia. Estas películas, con Ben Affleck intentando -sin éxito- llenar el vacío dejado por Bale, tuvieron sus admiradores y detractores; personalmente las encuentro infladas, vacías y con argumentos más que tenues. Tras esta etapa, DC ha decidido buscar un reboot (uno más), con una nueva encarnación y un nuevo tono narrativo con The Batman.

La película se ha encargado a Matt Reeves, un director con experiencia en la ciencia-ficción que sabe lo que es participar en franquicias. Su Monstruoso (2008) una mezcla de terror y cine de kaiju, llamó la atención lo suficiente como para que pudiera dirigir El amanecer del planeta de los simios (2014) y La guerra del planeta de los simios (2017), la segunda y tercera entrega de las nuevas películas de la saga iniciada en 1968. En The Batman, Reeves también se encarga del guion junto a Peter Craig. La nueva encarnación de Batman es Robert Pattinson, una elección curiosa e interesante, porque a priori no me pareció obvia. Pattinson, cuya fama vino de la mano de interpretaciones mediocres en las aún más mediocres películas de la saga Crepúsculo, ha demostrado con los años que es un actor capaz de lo mejor y de lo peor, pero que no duda en arriesgar con sus caracterizaciones. Ha dado interpretaciones memorables como en El Faro y otras risibles como la que perpetra en The King.

The Batman es un reboot pero (afortunadamente) no es una historia de orígenes. Cuando empieza la película Batman es ya un vigilante de las calles de Gotham que intenta disuadir a los criminales usando el miedo. Tiene una relación especial con el comisario de policía Gordon (Jeffrey Wright), uno de los pocos policías honestos de Gotham City, que no duda en pedirle ayuda con una señal luminosa cuando lo cree necesario. Cuando un misterioso asesino empieza a matar a personas notables de la ciudad empezando con el mismísimo alcalde, revelando posteriormente pruebas que demuestran su corrupción, Batman empieza a investigar. Especialmente porque el asesino le deja acertijos en los lugares del crimen, pequeñas pistas que podrían permitirle adelantarse. El asesino, bautizado como Enigma (Paul Dano), parece tener mucha información sobre el denso tejido de corrupción que envuelve a Gotham, llegando incluso a la familia Wayne, los padres de Batman. La investigación le lleva a un club con una exclusiva sala VIP donde se reúnen muchos de los notables de la ciudad y donde se trafica. Allí conoce a Selina (Zoë Kravitz), una camarera que investiga la desaparición de su amiga, relacionada con la muerte del alcalde. Selina le ayudará a inflitrarse para ver si el mafioso que lleva el club, Oz (Colin Farrell), conocido como El Pingüino, o su jefe, el temible Carmine Falcone (John Turturro) tienen algo que ver con los crímenes.

Lo primero que destaca de The Batman es su compromiso con la estética. La película se casa con el noir de forma radical; su Gotham es oscura, nocturna y lluviosa. La magnífica fotografía de Greig Fraser usa zonas de luz en escenarios oscuros iluminados con meticulosidad. Los toques de color que introduce en algunas escenas que la iluminación casi convierte en blanco y negro me parecieron preciosos. Además Fraser usa intencionadamente un tipo de lente que genera distorsiones en los laterales de la fotografía, dando importancia así a lo que se muestra en el centro de las imágenes. El resultado final parece buscar intencionadamente el aspecto sucio del cine negro de la década de 1970, pero haciendo hincapié en la oscuridad. En la pantalla de cine se ve de maravilla, quizás en los televisores, especialmente si se ve a través de streaming, se pierdan matices y se vea demasiado oscura.

Acompañando muy bien a esa fotografía está un diseño de producción que demuestra su amor por lo retro y el noir. La película no está ambientada en ninguna época en particular, evita mostrar la tecnología de forma que encuadre una época. Incluso los gadgets de Batman tienen un aire analógico. El vestuario es ecléctico, lo que también ayuda a quitar el contexto temporal.

El guion, las imágenes y la dirección de Reeves dan lugar a una película seria con un tono trascendente, quizás demasiado para mi gusto. El argumento la pone en el terreno de los thrillers en los que el protagonista va tras un diabólico psicópata; por estética y tema The Batman parece tener como principal referente a Seven. El pesimismo del planteamiento, con una ciudad de Gotham completamente podrida por la corrupción institucional, se intenta compensar con una reflexión sobre el papel de Batman como vigilante. Al igual que en El caballero oscuro, Bruce Wayne comprende que el vigilantismo y el miedo no solucionan nada; más bien provocan una escalada que sólo perjudica a los ciudadanos. La forma en la que reacciona no tiene nada que ver; The Batman cierra un poco en falso con la obvia intención de crear más secuelas.

El enfoque de Batman se parece al que usó Christopher Nolan. Su traje no es glamouroso, parece tirar más hacia lo práctico (aunque lleve capa), como una especie de chaleco antibalas de cuerpo entero. Su tono es siempre serio; es intimidador y prefiere moverse en solitario por la noche. El enfoque de Bruce Wayne cambia mucho; el personaje está a las antípodas del playboy filántropo con el que suele representarse. Este Bruce Wayne vive casi recluido en un enorme piso, del que prácticamente no sale si no es vestido de Batman. Su mayordomo-padre adoptivo Alfred (Andy Serkis) intenta ayudarlo y sacarlo de esta especie de estado depresivo sin demasiado éxito. Robert Pattinson abraza con entusiasmo esta especie de Batman emo, llenando de angustia y rabia su actuación.

El resto del reparto acompaña muy bien a Pattinson. Jeffrey Wright, un camaleón, da vida a un comisario Gordon menos resignado de lo que suelen ser sus previas encarnaciones. John Turturro, otro actor increíble, crea con maestría a un hombre de maneras agradables que carece de brújula moral, acostumbrado a salirse con la suya, que colecciona secretos y al que todos deben favores. La elección de Colin Farrell es sorpresiva; le han añadido tanto maquillaje y prótesis faciales para caracterizar a su Oz que prácticamente resulta irreconocible. Zoë Kravitz da vida con elegancia y energía a su Catwoman. Paul Dano, cuya intervención es breve, aporta la locura requerida por su Enigma.

The Batman tiene sus cosas buenas y malas. Sin duda es la mejor incursión en el mundo de Batman desde hace diez años. La dirección y la fotografía son excelentes. El guion no me lo ha parecido; la película dura más de tres horas pero no tiene contenido relevante para tanto metraje. Sobran personajes secundarios, detalles de la investigación y su triple final se alarga demasiado. Seven demostró que se podía explicar prácticamente lo mismo en una hora menos.

(c) 2022 Jordi Flotats