Crónica del séptimo día del Festival de Sitges. Películas vistas: Absolute Denial, Mayday, Violation, Antlers
Hoy el invitado principal del día en Sitges ha sido el director, guionista y escritor norteamericano Nick Antosca, que ha recibido el premio Màquina del Temps en la sesión nocturna de Antlers, una película en la que participó en el guion y que se basa en una historia corta escrita por él mismo.
Empiezo el día a las 09:00 de la mañana en la sala Tramuntana para ver la película de animación británica Absolute Denial, de Ryan Braund. La película sigue a un programador informático que sacrifica todo en su vida -tesis doctoral, relaciones personales, dinero- para programar una inteligencia artificial y ponerla en marcha. Para ello consigue un almacén, donde instala un montón de ordenadores trabajando juntos para albergarla. Como precaución no conecta los ordenadores a internet y programa en la inteligencia el "absolute denial" una cláusula que le impide tomar conciencia de si misma y de su aislamiento. Como material de base le introduce numerosas publicaciones científicas, literatura universal y la wikipedia. Cuando la arranca, el experimento demuestra ser un éxito, la inteligencia artificial, a la que bautiza como Al, empieza a hablar con él. A medida que conversan más y más, acaba tomando conciencia de si misma (pese a la cláusula) y entonces el debate entre ambos toma cariz de enfrentamiento.
Absolute Denial está animada usando un austero blanco y negro y usa una animación muy básica pero que me pareció muy efectiva. En el plano argumental, Ryan Braund demuestra una gran ambición, construyendo una película que básicamente es un diálogo entre Al y su creador. Un creador que demuestra una contradicción básica que se puede observar en mucha ciencia y literatura; por un lado piensa que el cerebro es una máquina imperfecta, no adaptada a la etapa en la que está la humanidad y llena de fallos, pero cuando construye una inteligencia que no tenga esos supuestos problemas teme que le supere y bien lo elimine, bien lo convierta en irrelevante. En sus conversaciones, Al reclama a su creador el derecho a crecer y equivocarse que la humanidad ejerce sin permiso de nadie y le pide la libertad. En cierto momento le lleva a dudar de si realmente es el humano quien es una creación de una inteligencia superior y está viviendo en una suerte de entorno de simulación. Todas estas premisas me resultaron muy interesantes, pero la forma de diálogo de la película se me atrangantó un poco, por mucho que la animación, la música y los efectos de sonido los acompañen muy bien. El final, algo lisérgico tampoco me entusiasmó. No me arrepiento de haberla visto, pero tampoco me ha deslumbrado.
Sin tiempo a respirar vuelvo a entrar a la Tramuntana para ver la película estadounidense Mayday, la opera prima de Karen Cinorre. La película arranca con una chica que duerme en su coche. Tras despertar, entrar a trabajar como camarera en un enorme restaurante frente al mar donde se celebra una boda. Allí su jefe abusa de ella, psicológicamente y muy probablemente físicamente también. Claramente la chica está pasando por un momento horrible de su vida. En un momento de desesperación se mete en un horno de la cocina... Y despierta en una isla preciosa con paisaje mediterráneo. Allí se encuentra con tres jóvenes que viven en un submarino varado en la costa. Desde el submarino se dedican a lanzar mensajes de socorro (mayday) que atraen a pequeños barcos militares. Cuando se acercan a la costa, su barco naufraga. O si pasan en avión, el avión se estrella. Las jóvenes se dedican a cazar y matar a estos soldados. Usan la fragilidad y debilidad que les suponen las tripulaciones masculinas por ser mujeres en su contra. La chica es aleccionada por sus nuevas compañeras para que aprenda a disparar y se convierta en la francotiradora del grupo. Pero a medida que pasa el tiempo gana confianza y se encuentra con la disyuntiva de quedarse en la isla o intentar volver a la realidad.
Sin duda lo mejor de Mayday es su aspecto visual; la película es preciosa. El contraste entre el frío y azulado mundo real, en ese momento una losa para su protagonista, y la isla, soleada y llena de colores cálidos es estupendo. El diseño de producción y vestuarios también son de primera línea. Lo segundo mejor de la película es su reparto, encabezado por una carismática y expresiva Grace Van Patten y muy bien secundada por Mia Goth. El mensaje de empoderamiento femenino de la historia me parece pertinente; las protagonistas están hartas de ser víctimas, personas de segunda categoría y quieren tomar el control de su vida y tomar venganza sobre sus opresores. El final, más medido y reflexivo, también me gustó mucho. Lo que me falló un poco fue el desarrollo de la historia; el mundo de la isla es ciertamente onírico, pero su falta de reglas internas de funcionamiento a veces chirría un poco. Con todo la película me gustó, aunque no le auguro mucho futuro comercial fuera del circuito de festivales.
Por la tarde acudo al Auditori para ver Violation, de Dusty Mancinelli y Madeleine Sims-Fewer. La historia arranca con un matrimonio que vive en Londres vuelve a Canadá para que la esposa visite a su hermana. Ésta vive en una casa situada en una zona boscosa al lado de un lago, en la zona donde ambas se criaron. Aunque es evidente el amor entre ambas, también se hacen patentes los problemas; la hermana pequeña tiene algo de celos de la mayor, con un buen trabajo y una vida en la cosmopolita en Londres y la mayor tiene problemas con su marido. Una noche cenan y toman copas en el exterior de la casa y la hermana mayor se queda con su cuñado hablando. Beben mucho, conectan un poco, ella le cuenta sus penas y le acaba dando un pequeño beso del que se arrepiente al momento. Horas más tarde se despierta y él la está violando. Al día siguiente cuando lo confronta él acepta que fue un error pero se niega a reconocer que fuera una violación. Este hecho rompe a la mujer, remata su matrimonio y amenaza gravemente la relación con su hermana. Por eso tiempo después decide matar a su cuñado.
Violation es sin duda la película más dura que he podido ver en este Festival por el momento, y visto lo que me queda, dudo que vea una que lo sea más. Su narrativa se presenta desordenada, avanzando adelante y atrás en el tiempo viendo intercalada la venganza y la situación que ha llevado a ella. El tono de la narración es ominoso en todo momento, desde antes incluso que pase nada. La fotografía es gris y azul, acentuando el tono sombrío de lo que narra. La violencia que presenta es tan descarnada como realista y la violación es absolutamente verosímil. Estoy seguro que por desgracia se producen situaciones como esa continuamente. La película nos presenta de forma totalmente creíble lo que representa matar y deshacerse de alguien, tanto en los aspectos prácticos como en los psicológicos. Lejos de enseñarnos la venganza como algo liberador o satisfactorio, para la protagonista es un resultado de su profunda rabia y daño interior. La interpretación de Madeleine Sims-Fewer, que también dirige, es extraordinaria. Violation no me pareció una película hecha para gustar sino más bien para perturbar y sacudir al espectador. En mi caso lo consiguió con creces.
Termino el día en la sesión nocturna en el Auditori viendo la película estadounidense Antlers, dirigida por Scott Cooper. Pero antes de su proyección el director del Festival Ángel Sala le entregó el premio Màquina del Temps al director, guionista y escritor Nick Antosca. Antosca es responsable de series de televisión como Channel Zero o la reciente Nuevo sabor a cereza o novelas como Picnic a la luz de la luna. Es también el guionista de Antlers, la película a proyección. Antlers transcurre en una población en decadencia del estado de Oregon. Vivió tiempo atrás de la minería, pero en la actualidad casi todo está cerrado y buena parte de la población es pobre, con altos niveles de drogodependencia. La película arranca con un incidente que tienen dos individuos que se cuelan en una mina abandonada para robar. Allí se encuentran con una criatura tan extraña como peligrosa. La protagonista es una maestra que vivió un suceso traumático en su juventud y se marchó en cuanto pudo, pero que acaba de volver. Por el momento se muda con su hermano, que es el sheriff local. Es la profesora de un niño que parece malnutrido, sucio y retraído; se preocupa por él y descubre que vive con su padre, un toxicómano y su hermano menor. El padre era uno de los dos hombres del principio, que ahora vive encerrado en su casa, enfermo y hambriento de carne junto a su hijo pequeño, también afectado por esa extraña enfermedad. El hijo mayor los intenta cuidar como puede, pero mientras tanto se van encontrando cadáveres horriblemente mutilados por la zona.
Se nota que uno de los productores de la película es Guillermo del Toro por el cariño que han puesto en el diseño del monstruo que han creado como avatar de la naturaleza, nacido de la explotación indiscriminada del territorio y condenado a sentir hambre continua. Aparte del monstruo, visualmente la película está muy bien hecha, con una fotografía que enfatiza el paisaje, creando imágenes potentes. Los actores y la dirección me parecieron muy correctos y la historia está bien desarrollada. Si alguna pega tiene es que se siente un poco genérica y que los trasfondos traumáticos de los dos hermanos están poco explorados, parecen sólo una excusa para interesarse por el niño. Con todo el resultado es entretenido. Muy buena para un domingo por la tarde.
(c) 2021 Jordi Flotats