Crónica del Miércoles 10/10/2018

Crónia del séptimo día del festival. Películas: Assassination Nation, The Unthinkable y Believer




La jornada de hoy en el Festival de Sitges ha presentado hasta seis películas provenientes de Asia. En la sección Oficial se ha visto Burning, el thriller coreano rodeado de misterio y existencialismo firmado por Lee Chang-dong, que adapta una historia de Haruki Murakami. También de Corea del Sur y en clave de thriller se ha presentado Believer, el remake que Lee Hae-young ha realizado de Drug War, una película de Johnnie To de 2012. El realizador de Hong Kong ha sido el protagonista de la Sección Seven Chances, donde se ha recuperado en una versión restaurada Throw Down, una de sus películas favoritas. Filipinas ha sido también protagonista del día con la proyección de los thrillers Bamboo Dogs de Khvan, y BuyBust, dirigida por un viejo conocido del Festival, Erik Matti. La película japonesa Fonotune: An Electry Fairytale ha puesto el broche de oro a la jornada asiática. Un estilizado experimento pop, que muestra la travesía de unas almas solitarias en un mundo post-apocalíptico, unidas por el deseo de acudir a un concierto de una enigmática estrella, encarnada por Seiji, miembro del grupo garage punk Guitar Wolf y héroe del underground nipón, que ha presentado la película en una multitudinaria sesión en el cine Prado.

Y cuando todavía quedan cuatro días de Festival, Ángel Sala y su equipo ya pilotan la nave del 2019. De 2001 se saltará a El corazón de las tinieblas, la mítica novela de Joseph Conrad que Francis Ford Coppola trasladó libremente a una guerra de Vietnam de pesadilla en la magistral Apocalypse Now, que el año que viene cumplirá 40 años. Así lo ha anunciado el director del festival en un encuentro con los medios, en el que ha situado que la principal referencia del próximo Festival será Mad Max, además de otros títulos de 1979, como Alien, el octavo pasajero, y The Warriors o de 1999, como Eyes Wide Shut.

Yo empiezo el día viendo Assassination Nation, una película estadounidense de Sam Levinson. La cinta combina sátira, terror, y thriller de venganza en una historia que quiere reflejar la irracionalidad de los tiempos que vivimos y el yugo de la sobrexposición personal en las redes sociales. También pone de manifiesto el sexismo y la cosificación de las mujeres en un enfoque que enlaza directamente con el #MeToo, aunque Levinson escribió la historia antes de la eclosionarlos del movimiento.

La historia transcurre -no por casualidad- en Salem, una pequeña ciudad célebre por la caza de brujas que causó veinte víctimas debido a un ambiente de histeria colectiva, rencillas personales aireadas, acusaciones falsas, hipocresía y pura sed de sangre. La protagonista de la película es la adolescente en último año de instituto Lily (Odessa Young). Ella y sus tres mejores amigas Bex (Hari Nef), Em (Abra) y Sarah (Suki Waterhouse), apenas conciben que, unos años atrás, no existiera el concepto de vida online. Todo explota cuando un hacker roba la información privada de los teléfonos de la mitad de la población y la publica, de modo que cualquiera pueda acceder a ella. Primero empieza por el alcalde y el director de la escuela; al primero se le puede acusar de hipocresía, pero el segundo es estigmatizado por pura histeria. A medida que se van filtrando más y más informaciones comprometedoras, la gente se va volviendo una contra la otra. Cuando se filtra información de Lily su vida se viene abajo, pero cuando es elegida por una turba justiciera como chivo expiatorio, correrá auténtico peligro de muerte.

Sam Levinson ha escrito una historia cuyo principal mérito es conectar con el espíritu de nuestra época, tanto temática como formalmente; acompasa la acción de la película al son de las redes sociales, dividiendo la pantalla y llenándola de recuerdos de las vidas de las protagonistas, obsesionadas con el móvil. La historia tiene un final tan explosivo que no resulta realista, sólo se usa como vehículo de provocación. El mensaje feminista, explicitado por la protagonista d ella película -una excelente Odessa Young-, no se siente forzado, ya que la película huye del sensacionalismo y del exploitation, no muestra el sexo explícitamente, sólo como parte necesaria de la historia.

La realización de Levinson es impecable; tras la narración visual acelerada y con pantallas divididas de los primeros dos tercios de la película, opta por un estilo más sobrio en el explosivo tramo final. Me gustó muchísimo la secuencia de la invasión a una casa con un montón de ventanas y paredes de cristal, una ambiciosa toma de cinco minutos grabada de forma continua. La música y el montaje también son excelentes, básicos para dar a la película su inmediatez y su conexión con el presente. Para mi gusto es una de las revelaciones de este Festival.

Por la tarde vuelvo al Auditori para ver la película sueca The Unthinkable, de Crazy Pictures, un colectivo de amigos que se conocen desde su infancia. Hasta esta película habían lanzado cortos con bastante éxito en Youtube. Se encargan del guion, la dirección, el diseño de producción, el diseño de sonido y los efectos especiales. En esta película han delegado el montaje y la dirección de fotografía a Hannes Krantz. La película además ha sido financiada en gran medida a través de la plataforma Kickstarter.

The Unthinkable es una mezcla de thriller y drama que estudia las reacciones de una serie de personajes si pasara -como el título indica- lo impensable. Que este caso es que Suecia sufriera un misterioso pero devastador ataque que causara muchas víctimas y el desplome de infraestructuras tan básicas como la electricidad o las comunicaciones. La película intenta construir en su primera parte el drama para que el público empatice con los personajes cuando las cosas se pongan muy feas para ellos. ¿Lo consigue? En mi opinión no. Se queda terriblemente corta en ambos frentes. El protagonista de la película es Alex (Christoffer Nordenrot), un muchacho que vivía en un pequeño pueblo con sus padre. Su padre, Björn (Jesper Barkseilus), trabaja en la planta energética que hay cerca del pueblo. Su carácter colérico y su amor escondido detrás de una fachada de ira provocan que, primero la madre y luego Alex se vayan de casa. En el caso de Alex la partida se hace aún más devastadora, porque pierde el contacto con la joven Anna (Lisa Henni). Tras trasladarse a la ciudad desarrolla su talento musical hasta ser un músico e intérprete reconocido. En esta situación, su madre, con la que no se hablaba, muere en un atentado terrible. Alex volverá a su pueblo de origen para dar la noticia a su padre y allí se reencontrará con Anna, ya casada y con hijos. En medio de este drama, el ataque empezará poco a poco, con atentados, para pasar a caer una misteriosa lluvia.

En mi opinión The Unthinkable está cargada de buenas intenciones pero el resultado final es muy malo. Construye unos personajes arquetípicos, sin sustancia ni credibilidad que mantienen unas relaciones artificiosas entre sí; en cierto sentido me recordaron un poco a los telefilmes de domingo por la tarde. La trama del ataque es inverosímil, no hay ni media explicación coherente de sus causas o sus consecuencias. También lo es la manera en la que se lleva a cabo. Y lo peor es la acumulación asombrosa de coincidencias; todos los personajes que aparecen en los momentos importantes están relacionados familiar o afectivamente. Suecia es pequeña, pero quizás no tanto. Bueno, quizás lo peor no es eso; lo peor me pareció su falta total de sentido del humor. Esta misma película realizada como parodia, como un pulp, podría haber funcionado.

Termino el día en el Retiro viendo Believer, un thriller surcoreano de Lee Hae-young. Pero antes se proyectará el corto The Proposal, de Ben Whimpey. el subdirector del Festival, Mike Hostench, presentó a John Fallon su productor y a Marc Natoli, su protagonista. Lo presentaron como un corto de acción y artes marciales (al parecer Natoli es especialista en artes marciales mixtas y ha sido entrenado por un discípulo de de tercera generación de Bruce Lee). También declararon estar buscando financiación para convertirlo en largometraje y su amor por la acción de los 80 y películas como La Jungla de Cristal. También vino al pase Lee Hae-young, que como cuando estuvo en Sitges por última vez quiso hacerse un selfie con el público. El corto The Proposal me pareció lamentable, simple y llanamente. El nivel de producción y de actuación es parecido al de una película pornográfica, sólo que en el corto la cosa acaba en una escena de lucha que me pareció muy pobre. Parece mentira que el Festival haya seleccionado una obra tan amateur como esta.

Believer es un remake surcoreano de la película china Drug Wars de 2012, una de las mejores películas de To en esta década. La película, dirigida por Lee Hae-young (The Silenced, narra la obsesión de un policía por atrapara a un elusivo y misterioso señor de la droga. La película, coescrita entre el director y la guionista Chung Seo-kyung, sólo se ha basado superficialmente en la obra de To, siguiendo el argumento básico e incluyendo alguna de las escenas más interesantes. Pero básicamente han creado su propia historia, con un final muy distinto.

Jo Won-ho (Cho Jin-woong) es un policía que lidera una unidad antidroga de Seúl. Su principal objetivo es capturar al Mr. Lee, un traficante que controla con mano férrea una gran organización criminal. Lo curioso es que nadie sabe exactamente quién es; no tienen ni siquiera una foto o su nombre auténtico. Su drogas sintéticas, con receta propia, son las más demandadas en la calle. Tras dos años detrás de él, Jo Won-ho convierte su persecución en algo personal cuando una jovencísima informadora aparece asesinada. La oportunidad se presenta cuando se produce una explosión en un almacén que servía como laboratorio de drogas cuando los principales líderes de la organización de Mr. Lee dentro. La teoría es que la explosión la provocó él mismo para eliminar elementos molestos o demasiado ambiciosos. Sólo sobreviven dos personas; Oh Yeon-ok (Kim Sung-ryung), una ejecutiva dentro de la organización que llegó tarde y que acude ella misma a la policía temiendo por su vida y Rak (Ryu Jun-yeol), un cargo intermedio que estaba a cargo de un trato con un traficante chino (Kim Joo-hyuk). Oh Yeon-ok les empieza a proporcionar datos, pero pronto es asesinada. Esto parece convencer a Rak para colaborar con la policía. El plan consiste en que prosiga con el trato con el traficante chino para infiltrar a la policía y hacer salir a Mr. Lee. Durante su ejecución se encontrarán con una gran variedad de villanos; mandos intermedios de la organización, el hijo disoluto de un recientemente fallecido gran industrial, dos simpáticos pero letales sordomudos que cocinan la mejor droga y finalmente el misterioso señor Lee.

A pesar de tener una factura impecable, a Believer le falta alma. Es una película que ya hemos visto muchas otras veces rodada con más personalidad. Además su giro sorpresivo final no resulta ninguna sorpresa; la trama es demasiado genérica para ser sorpresiva. Tampoco aporta nada que no tuviera la Drug Wars original. Correcta y poco más.

(c) 2018 Jordi Flotats

Guardado en el menú Festival de Sitges 2018
Subido por Jordi Flotats con fecha 21/10/2018 08:58:20