MAGGIE

Drama humano con transfondo zombie que nos presenta un Schwarzenegger inédito

La Blacklist ('lista negra') es una lista que se compila anualmente con los votos de 250 ejecutivos de estudios de Hollywood con los mejores guiones de cada año que no han llegado a producirse. Precisamente de la lista de 2011 salió el guion de Maggie, escrito por el debutante Jon Scott 3, que atrajo la suficiente atención como para embarcar en el proyecto como actor y productor a Arnold Schwarzenegger. La película, de presupuesto modesto y producción independiente, ha sido dirigida por el también debutante Henry Hobson, que hasta ahora había trabajado con éxito como diseñador gráfico y director de secuencias de créditos. La película, a priori enmarcada en el subgénero zombie, muy en boga los últimos años gracias a la serie The Walking Dead, resulta ser un cambio de tercio refrescante, proponiendo más bien un drama a pequeña escala en que la 'zombificación' se trata como una enfermedad terminal con la que tendrá que lidiar una familia.

Una pandemia está azontando a los Estados Unidos y ha estado a punto de causar el caos. Un virus necrótico incurable acaba transformando a los enfermos en agresivos seres sin mente en su fase terminal. El virus se contagia con las mordeduras. El proceso vírico puede durar entre días y meses dependiendo del enfermo. Las autoridades han empezado a controlar la situación creando un protocolo muy escricto para los infectados: se les aisla en instalaciones especiales hasta que han completado su transformación; hay muy poca información de qué pasa después de eso. En algunos casos se permite a los enfermos estar en casa bajo control médico y cuando se sospecha que pueden estar llegando a la fase final de la enfermedad se les interna.

Maggie (Abigail Breslin), una chica de 16 años que vive en una pequeña localidad rural, ha sido infectada. Tras conocer el diagnóstico ha huido de casa para evitar el sufrimiento a su familia, pero Wade (Arnold Schwarzenegger), no está dispuesta a renunciar a ella. Tras semanas de búsqueda la acaba encontrando en un hospital y gracias a un amigo médico, logra que le permitan pasar sus últimos días en casa. Allí le espera su madrastra Caroline (Joely Richardson); sus dos hermanastros pequeños (Aiden y Carsen Flowers) son enviados con su tía tras despedirse de ella. Al principio Maggie se encierra en sí misma, horrorizada por el progresivo deterioro de su cuerpo, pero Wade se esfuerza por conectar con ella, a pesar de tener que lidiar con el (lógico) miedo de su esposa y con el horror general. Un día tiene que matar a dos vecinos que se habían quedado en casa enfermos y se habían transformado. Además la condición de Maggie empeora y Wade tiene que elegir entre internarla en un centro, cosa que rechaza de plano por los rumores sobre las horribles condiciones que imperan allí, darle él mismo el fármaco que usan allí como eutanasia o matarla de una forma más rápida y piadosa. A pesar de todo Maggie y él intentan mantener al máximo la normalidad hasta el final.

Aunque a primera vista lo parezca, no puede decirse que Maggie sea una película de zombies. Es más bien un drama sobre una joven con una enfermedad terminal contagiosa y como ella y su padre lidian con la situación y aprovechan al máximo el tiempo que les queda juntos. No es que esto sea un problema para mí, pero quizá defraudará a muchos que, sumando zombies y Schwarzenegger puedan haber pensado que van a ver una película de acción. El guion de Jon Scott 3 está lleno de empatía y sensibilidad y crea unos personajes creíbles, de carne y hueso y una historia que explora como esa enfermedad afecta a una familia. El padre, interpretado por un Arnold Schwarzenegger como nunca se había visto hasta ahora, se siente impotente porque no puede hacer nada para salvar a su hija y aterrorizado porque no puede ni imaginarse tener que acabar con su vida. Schwarzenegger entrega una interpretación sutil, creíble y llena de matices que muestra todo ese dolor y toda esa vulnerabilidad sin necesidad de sobreactuar (nunca pensé que escribiría algo así, pero así me ha parecido). Abigail Breslin, una actriz muy natural, también entrega una interpretación fantástica; muestra con gran riqueza de matices cómo una chica joven tiene que hacerse a la idea que tiene los días contados. También me gustó Joely Richardson en su papel de una mujer que quiere a su hijastra, pero a la vez teme el contagio que les puede traer.

Me ha gustado la dirección de Henry Hobson; dosifica muy bien el ritmo de la película y ofrece muchos planos cortos y medios que dan potencian las buenas interpretaciones de los actores. La fotografía de Lukas Ettlin, que usa una luz con tonos grisáceos y verdosos, resulta perfectamente adecuada para lo que se está narrando.

Maggie me ha parecido una muy buena película, me sorprendió y rompió las expectativas previas que tenía de ella de un modo muy positivo. También descubre una faceta de actor de Arnold Schwarzenegger que no pensaba que tuviera. El guion, fantástico hasta su conmovedor final, es realmente bueno y la dirección está a su altura. Puede que decepcione a los amantes del cine de terror y de zombies, pero si se ve con mente abierta es una película que me parece recomendable para todo el mundo.

(c) 2015 Jordi Flotats