IT FOLLOWS

Una original vuelta de tuerca al cine de terror

It Follows es el segundo trabajo del realizador norteamericano David Robert Mitchell tras The Myth of American Sleepover (2010), una historia de crecimiento que seguía a un grupo de jóvenes en un suburbio de la deprimida ciudad de Detroit. Para su segundo trabajo el director ha optado por mantener la ambientación y el tipo de protagonistas cambiando el género por el terror, consiguiendo en mi opinión uno de los trabajos más interesantes de 2014 dentro de este campo.

La protagonista de la película es Jay (Maika Monroe), una joven que está dejando atrás la adolescencia. Vive con su madre y su hermana menor Kelly (Lili Sepe), con quien se lleva muy bien. Suele ir a menudo con ella y sus amigos Yara (Olivia Luccardi) y Paul (Keir Gilchrist), obviamente enamorado de ella desde que eran niños. Jay está empezando a salir con Hugh (Jake Weary), un chico atento que a veces reacciona de modo algo extraño. Tras tener sexo por primera vez Hugh la ata y se la lleva a un edificio abandonado aparentemente para obligarla a escuchar; Hugh afirma que le ha pasado una especie de maldición. A partir de ese momento algo la empezará a seguir, ese algo podrá tomar diferentes cuerpos, de gente conocida o desconocida y sólo ella o la gente que ha sido previamente afectada podrán verlo. Siempre la perseguirá a pie, no muy rápido pero de forma implacable; si la atrapa la matará y empezará a perseguir otra vez al anterior portador vivo de la maldición. Tras contarle esto, Hugh la libera y la exhorta a acostarse con alguien rápido para quitarse de encima el problema, al menos temporalmente. Jay acude a la policía pero no le prestan mucha atención porque el sexo ha sido consentido. Aunque de entrada no se ha creído nada de lo que le ha contado Hugh, pronto se da cuenta de que algo efectivamente la está siguiendo. Su hermana y sus amigos, aunque incrédulos, intentarán ayudarla a hacer frente a la amenaza.

It Follows es una película de terror muy atípica, usa muy pocas de las convenciones habituales del género para narrar una historia algo irregular en su parte final pero con una premisa ciertamente original y un correcto desarrollo de personajes. David Robert Mitchell retrata el suburbio donde viven los jóvenes protagonistas como un lugar algo desolado, una especie de limbo donde vive una clase media cada vez más precaria que prácticamente no osa aventurarse en los barrios malos de la ciudad. Como en su trabajo anterior, las figuras paternas están prácticamente ausentes de la historia. El guion de Mitchell tiene tiene muchas cosas que me gustaron; su presentación de los personajes y la situación me pareció impecable; los diálogos son naturales y la historia intrigante. El argumento aprovecha perfectamente nuestro miedo atávico a ser perseguidos por una amenaza a la que no se puede poner rostro; algo que además permite realizar una película de terror sin necesidad de caros efectos visuales. Otras cosas me fallaron un poco más; una vez planteada la situación el tramo final me pareció algo inconexo; los personajes no parecen tener razones demasiado claras para actuar como lo hacen. El final de la película también me dejó un poco frío, con la sensación que el autor había escogido la vía menos arriesgada para concluirla. El simbolismo del argumento no está claro, dejando de lado su interpretación literal. Se pueden ver en ella parábolas sobre las enfermedades de transmisión sexual o sobre la inevitabilidad de la muerte, aunque quizá el director no pretendiera contar nada más de lo que se ve.

La realización de la película me pareció buenísima. La combinación de dirección, fotografía y banda sonora dotan al conjunto de una atmósfera opresiva, de amenaza latente. A diferencia de muchas películas de terror, esta consigue la inquietud con el uso del gran angular, con largas tomas que siguen a los personajes. En algunos casos la amenaza aparece fuera de campo, como en la toma inicial, en otras la película nos ofrece grandes fondos para que los espectadores la descubramos. Y al menos conmigo funcionó perfectamente; más aún por el juego que nos propone el director, a veces camuflando a la criatura entre la multitud a veces haciéndola tan terriblemente conspicua como un anciano desnudo encima de un tejado. La banda sonora de Rich Vreeland, llena de sintetizadores, podría estar en una cinta de la década de 1980 sin desentonar en absoluto, contribuyendo a darle al conjunto un aire a lo John Carpenter. Los actores realizan interpretaciones correctas, bastante naturales, especialmente Maika Monroe, la protagonista y Lili Sepe en el papel de su hermana.

En conjunto It Follows me pareció una película muy apreciable, especialmente por tener la valentía de apartarse de las convenciones del género y apostar por una realización original. Si el tramo final hubiese sido más sólido sería sin duda una gran película. Con todo es un film notable que ningún aficionado al terror debería perderse.

(c) 2015 Jordi Flotats