COMPLIANCE

Una mirada incómoda a la naturaleza humana

Compliance es el segundo largometraje del director estadounidense Craig Zobel tras la comedia indie Great World of Sound (2007). En esta ocasión se aleja de la comedia para ofrecer una historia basada en hechos reales que muestra una visión incómoda por lo poco amable del género humano, hasta tal punto que cuando se pasó en el festival de Sundance, algunos espectadores abandonaron la proyección indignados.

La película transcurre en un restaurante de comida rápida en el que Sandra (Ann Dowd), una mujer de mediana edad, ejerce como cuidadosa y preocupada supervisora. Un viernes en el que el establecimiento trabaja sin parar, recibe una llamada de alguien que dice ser oficial de policía y que afirma tener una denuncia y un testigo que sostienen que Becky (Dreama Walker), una joven cajera, ha robado a una clienta. Aunque Sandra reacciona con incredulidad, el policía parece muy convincente y además afirma estar informando a su supervisor en otra línea. Poco a poco, Sandra empieza a creerlo y a acceder sus peticiones, que cada vez van resultando más extrañas y preocupantes.

Desde el primer fotograma la película afirma estar inspirada en hechos reales, y una somera búsqueda por internet sorprendentemente lo confirma, incluidos los detalles más escabrosos y que me parecieron más inverosímiles durante el visionado. Esto pone de manifiesto nuestra desafortunada tendencia a obedecer órdenes de forma ciega cuando tenemos la percepción que nos han sido proporcionadas por una autoridad legítima, algo que por desgracia ha sido demostrado en multitud de tragedias a lo largo de la historia. Compliance provoca al espectador por mostrar esa faceta de la humanidad en un entorno familiar, cotidiano; por, en definitiva, mostrarnos que podemos ser nosotros los que un día podemos acabar como la supervisora.

La película me pareció modélica en su tratamiento del tema y en la forma en que está rodada. Zobel aprovecha a la perfección unos espacios confinados, iluminados con luz fría para dar cancha a un espléndido cásting, usando muchos primeros planos y contando mucho a través de las expresiones de sus caras. Ann Dowd borda su papel, componiendo un personaje que en ningún momento es pintado como un monstruo; al contrario, es una mujer algo nerviosa, muy responsable y que intenta ser justa con sus empleados y que intenta realizar las vejaciones que le ordenan que cometa sobre la cajera acusada de la forma más humana posible. Dowd interpreta a la perfección como su personaje pasa del temor y la preocupación por el escándalo que puede causar un robo en su restaurante a la total aceptación a medida que siente que se la libera de la responsabilidad de tomar las decisiones. Dreama Walker también borda su papel, pasando de la incredulidad y el desafío inicial a asumir poco a poco su condición de víctima. A medida que avanza la película se intercalan fragmentos donde se ve al "policía", llamando desde su casa mientras hace cosas tan mundanas como prepararse un sandwich, algo que crea un contraste brutal con los hechos que se desarrollan en el restaurante, hecho que ayuda a liberar tensión al espectador.

Compliance me pareció dura e incómoda en algunos momentos, pero también una gran conjunción de guion, actores y realización que reflejan algo que todos tenemos dentro (en mayor o menor medida) que ni es agradable ni es fácil de aceptar, pero que por desgracia es cierto y merece ser tenido en cuenta para intentar caer en ello. También es de esas películas que generan apasionados debates tras su visionado y que cuestan de olvidar. Sin duda merece la pena verla.

(c) 2012 Jordi Flotats