REVENGE: A LOVE STORY

Una historia de venganza visualmente espectacular

Revenge: A Love Story es la segunda película producida por 852 Films, la productora fundada por la actriz Josie Ho tras Dream Home, una curiosa mezcla de cine de horror y cine social. Quizá marcando un poco la tendencia del estudio, este segundo trabajo, dirigido por Ching-Po Wong (Blood Brothers), comparte algunas características con ella, como la preocupación por el aspecto estético y formal de la película y algunas escenas de una violencia escalofriante.

La película se inicia con los brutales asesinatos de dos mujeres embarazadas, ambas familiares de policías de una comisaría, de los cuales uno ha sido hallado muerto y el otro ha desaparecido. La policía rápidamente acordona las zonas de los crímenes y en el segundo de ellos detiene a un sospechoso, Chan Kit (el cantante y actor Juno Mak), un joven que huía para no enseñar los papeles y que ya tenía antecedentes en esa comisaría. Pero mientras los detectives, que ya lo conocen, lo interrogan de forma brutal, es descartado como sospechoso gracias a un hecho aún más brutal. Tras esto, la película nos muestra cómo se ha llegado a esa situación, explicando la historia de dos jóvenes enamorados: Chan Kit, un joven muy sencillo que trabaja en una tienda de barrio y Cheung Wing (la estrella de cine para adultos japonesa Aoi Sola), una chica muy guapa, dulce y positiva, pero con un ligero retraso mental. Ambos, por una serie de circunstancias desgraciadas, acabaron en la comisaría de policía para presentar una denuncia. Pero en lugar de eso acaban por sufrir terribles abusos, tras lo cual ella acabó en una institución estatal y él seis meses en la cárcel. Esto provoca en Chan-Kit el irresistible deseo de vengarse de los policías que abusaron de ellos, iniciando una espiral de violencia que difícilmente puede acabar bien.

Revenge: A Love Story presenta una historia muy extrema, narrada en diferentes capítulos de forma bastante peculiar, ordenados de una forma no cronológica que no llega a despistar y permite presentar a los personajes después que el espectador los haya visto cometer actos terribles. Unos personajes, especialmente los protagonistas, la joven pareja y un policía a punto de jubilarse (interpretado por Lau Wing), sometidos a unas situaciones y emociones extremas que les conducen a comportamientos aberrantes, retratados de forma que pone los pelos de punta. Las tres emociones que dominan la cinta son el amor, la venganza y el odio, muy bien canalizadas por una historia algo rocambolesca pero bien narrada. Las actuaciones de los actores, básicas para mantener la credibilidad en los personajes, son excelentes; los tres protagonistas bordan sus papeles: Chan Kit, el principal protagonista transmite perfectamente tanto el amor y la preocupación que siente por su amada como el odio y el deseo de venganza; Sola Aoi crea un personaje inocente, puro y positivo que tiene que pasar por una ordalía, que supera sin amargarse ni acumular rencor; mientras que el veterano Lau Wing da vida a un policía corrupto, brutal y violento que al final tiene una especie de revelación.

Formalmente la película es muy buena; la combinación de iluminación y fotografía crea atmósferas cargadas, ominosas, oscuras, retratadas con colores apagados, salvo en algunas escenas felices. La dirección de Ching-Po Wong impone un ritmo pausado a la película, su cámara es ideal para el tono oscuro de la narración y la crudeza de algunas escenas, tan truculentas como bellamente retratadas. La banda sonora acompaña con discreción a lo narrado, potenciando su efecto dramático.

Precisamente esta calidad formal y estética hizo que la película me entrara muy bien, a pesar de algunos problemas con la historia en sí y la trama. Su argumento, recreado linealmente, es el clásico de una película de venganzas; los personajes son por completo exagerados y algunas de las situaciones (especialmente en los minutos finales) resultan algo surrealistas. Pero como la forma de narrarlo es tan buena, acabé disfrutando con la cinta y quedándome con ganas de continuar viendo qué más producirá el estudio 852 Films en el futuro.

(c) 2011 Jordi Flotats